Los «sin miedos», la mala política y la cuasi prensa

Quien no las debe, no las teme.

No hay que temer investigación alguna, de ninguna institución, si vas ajustado a lo correcto y sobre todo, a la Ley.

En las redes y en los que de forma mediocre se hacen llamar prensa, un supuesto pasa a ser una denuncia, una investigación, una acusación y van así, por la vida, bordeando el hilo de la difamación, hasta el punto de, como ha pasado, crucen la línea de lo inaceptable y entonces, es la justicia quien decide.

En la administración de la llamada «cosa pública», los medios, los adversarios políticos y los enemigos internos vestidos como el Lobo de Caperucita, buscan cualquier error para poder invadir el filo de la verdad y la transparencia para señalar, sobre supuestos y sobre todo, en pleno desconocimiento de la ley y los procesos, a cualquiera.

Es muy común que las personas que realizan su trabajo ajustados a la ley terminen siendo hasta difamados por los que incluso, no saben de que se habla y al final, cuando terminan derrotados, ya el daño a la imagen está hecha.

Es común que el objetivo no sea la verdad pues está, va en contra del difamador o el político malo, que apela siempre a dejar «caer» los «supuestos», sea corrupción, dolo, procesos incorrectos, etc, para con esa ganancia poder avanzar puntos.

La verdad nos hará libres, dice la «palabra», mientras esos, los que claman a Dios, usan la mentira para prevalecer.

Los que llegan a la vida del servicio público deben procurar hacer las cosas bien, pero sobre todo, apegados a la verdad, al debido proceso; colocar dos filas de abogados en cada evento y que un grupo verifique al otro y solo si todo está bien, no temer, ni a los malos políticos y a la cuasi prensa mercenaria que es capaz de difamar o infundir falsos rumores; sin embargo, no obstante, debe tener la suficiente sapiencia de saber comunicar la verdad a tiempo, justo en el momento preciso y con la contundencia necesaria pues, esa es la única forma en poder derrotar a los miserables que van por el mundo apelando a la mentira, como parte de su incapacidad de hacer mejor política.

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